- 1 abril, 2021
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Cimarrones realizan aportaciones que podrían aplicarse a un fármaco contra la COVID-19
Científicos de la UABC evalúan compuestos para identificar los que producirían un proceso infeccioso más débil del SARS-CoV-2.
Redacción/Columnaocho
Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), Campus Mexicali en colaboración con investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN), están evaluando compuestos con el fin de determinar cuáles serían los idóneos para desarrollar un fármaco específico que inhiba la interacción del coronavirus SARS-CoV-2 con células huésped o receptores en humanos.
Dichos receptores o proteínas en las células humanas son: la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2), la neuropilina 1 (NRP1) y la proteasa transmembrana serina 2 (TMPRSS2). “Pretendemos hacer una combinación de tres moléculas; una para cada receptor y de esta forma impedir o dificultar que el virus interaccione con la membrana celular”, explicó el doctor José Luis Vique Sánchez, catedrático de la UABC y uno de los precursores del proyecto.
Explicó el científico cimarrón que esta sería una forma diferente de combatir a la COVID-19 dado que otros desarrollos de fármacos, así como las vacunas, están enfocados en el virus. “Nosotros estaríamos enfocados a proteger la membrana celular, algo así como un cubrebocas a las células. Al bloquear estos receptores proponemos que este virus interaccione de una forma menos eficiente y por tanto el proceso infeccioso sea más débil y le dé tiempo a nuestro organismo a responder al proceso que lleva a cabo el COVID-19”.
Hasta el momento han detectado tres moléculas que son específicas para una región en la ACE2, la cual interacciona con la proteína Spike (proteína-S) del coronavirus, y tienen un importante avance en la selección de 10 moléculas que están dirigidas a la NRP1.
Expuso el investigador que la NRP1 tiene diferentes regiones, siendo la b1 en la que enfocan su investigación, ya que es la que interacciona con la región S1 de la proteína-S. En la región b1 realizan la búsqueda de inhibidores que puedan impedir la interacción entre ambas regiones, la de los humanos y la del coronavirus.
Un aspecto que destacó el investigador es que a pesar de que el virus tenga mutaciones no interfiere con su propuesta, puesto que está enfocada en las proteínas de los seres humanos, en las cuales los cambios no son tan frecuentes.
“Las que sí mutan son las proteínas virales, entonces, si un fármaco está dirigido a la proteína-S –que es la del coronavirus–, sí puede llegar a tener problemas porque estaría mutando una región de aminoácidos importante para llevar a cabo la identificación, pero nuestros compuestos están dirigidos a células humanas que es más difícil que lleguen a mutar. En teoría, a nosotros no nos afecta dado que estamos dirigiendo los compuestos a regiones o proteínas que son altamente conservables”, explicó el investigador.
Etapa actual de la investigación
Se están evaluando experimentalmente algunos compuestos dirigidos contra la ACE2 y la NRP1. De la primera proteína/receptor (ACE2) está avanzada la evaluación de tres compuestos y de la segunda (NRP1) se están valorando 10 compuestos con capacidades farmacológicas y una alta probabilidad de interaccionar con la región b1. Los estudios para la TMPRSS2 iniciarán en un par de semanas, siendo también 10 compuestos los que serán analizados.
Para evaluar los compuestos utilizan servidores web, los cuales pueden aportar una predicción de toxicidad o seguridad en un organismo. De acuerdo con el doctor Vique Sánchez, algunos compuestos ya evaluados han presentado una alta probabilidad de ser seguros en humanos. “El punto será poder tener una propuesta de fármaco con los tres compuestos, uno dirigido a la ACE2, otro a la NRP1 y el tercero a laTMPRSS2, así se podría dificultar la interacción del virus de tres formas”, expresó.
Aclaró que difícilmente se podría inhibir por completo que el virus se introduzca en el organismo, pero el proceso infeccioso no tendría mayores consecuencias, lo que permitiría que el sistema inmune tenga tiempo para generar anticuerpos. “En teoría el fármaco no debería generar tantos efectos secundarios, ya que actuaría con sus blancos terapéuticos que están en la membrana celular, y probablemente no ingresa a la célula como tal, se queda en la superficie, bloqueando la interacción entre el virus y la célula”, explicó.
En este proyecto, que inició en el 2020, colabora la doctora Claudia Guadalupe Benítez Cardoza, docente de la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía del Instituto Politécnico Nacional, institución en la que iniciaron la valoración de los compuestos para la ACE2. Recientemente se integraron los doctores Octavio Galindo Hernández y Víctor García González del Laboratorio de Bioquímica de la Facultad de Medicina de la UABC, Campus Mexicali.
Uno de los limitantes para los científicos es el recurso económico, sin embargo, continuarán con la búsqueda de compuestos que puedan desarrollar fármacos adyuvantes o complementarios contra la COVID-19. “La UABC, a través de la Facultad de Medicina Mexicali, hace su aportación para el desarrollo de fármacos contra esta enfermedad que es un problema a nivel mundial”, expresó el catedrático.
“Los científicos mexicanos y los cimarrones somos capaces de desarrollar fármacos específicos, novedosos, y podríamos desarrollar una etapa preclínica con algunos laboratorios o grupo de investigación que deseen colaborar con nosotros y de esta forma, tal vez en seis meses, tener los resultados de una etapa preclínica” finalizó el doctor Vique Sánchez.